viernes, 28 de febrero de 2014

En Camisas de Once Varas: Dujo

En la página 117 el DCRNMD hace una exposición de lo que entiende por dujo, vean:


Dujo: Hueco que sirve de entrada a la colmena cuando ésta está en una pared o similar. Coincidimos con el DRAE en que es un término empleado en Cantabria. No empleado en la zona.

El señor Cayo lo llama colmena (DVSC p.93) aunque, en rigor, sólo es el hueco de entrada. (Investigación de campo).(Sic).


Bien, vamos allá, señor Urdiales: el señor Cayo llama colmena a lo que es colmena en esta parte de Castilla ¿o no?

“Aunque, en rigor, sólo es el hueco de entrada. (Investigación de campo)”.

El hueco de entrada, señor Urdiales, se llama PIQUERA, por él entran y salen las abejas y… también los zánganos. Lo que pasa es que, a éstos, se les descubre muy pronto y acaban como tienen que acabar los que se aprovechan del trabajo ajeno.

Y ya quisiera, si es posible, que alguien me aclarase lo que es “investigación de campo”. ¿Puede ser una salida porque no tengo otra mejor?... Yo digo que a mí me lo dijeron y mi ignorancia queda a salvo.

Además, digo otra vez más: si yo supiera el campo en el que se investigó, cuando me surgen dudas de este tipo, me pondría en contacto directamente con la fuente (véase papujado, piedralipe, arado viñero, terciado y romano, etc.).

Y ahora vamos con algunos términos respecto de las abejas:

Por supuesto, dujo no se emplea en esta zona. En su lugar llamamos COLMENA a la casa de las abejas, allí donde fabrican la miel. Al conjunto de estas casas –estén en pared o no- lo llamamos COLMENAR. 

Dentro de las colmenas están los PANALES con sus CELDILLAS etc. etc. Y el lugar por donde entran y salen las obreras y… los zánganos, lo llamamos PIQUERA.

Por tanto Delibes dice, y dice bien, por boca del señor Cayo, lo que es una colmena.

jueves, 27 de febrero de 2014

En Camisas de once Varas: Tempero



Si yo viviera en otra región española, habría visto la definición y, seguramente, habría dicho: mira cómo llaman en Castilla al estado óptimo para hacer las labores en la tierra, y no me habría atrevido a más. Pero es que vivo en el corazón de Castilla, en Camporredondo –Valladolid- a dos pasos de donde se ha editado el Diccionario del Castellano Tradicional. No entiendo cómo puede variar tanto el concepto en tan pocos km. Vean lo que dice el diccionario en la página 118:

Tempero: n.m. Temperatura ideal en que se halla el terreno para el laboreo. (Sic).

A ver si lo entiendo: ¿Quizá debería el agricultor esperar un día del mes de mayo que no haga aire, ni mucho sol, para hacer las labores agrícolas y sembrar? Porque en junio haría demasiado calor y en enero demasiado frío. Creo que no, miren:

Tempero.- Sazón y buena disposición en que se halla la tierra para las sementeras y labores. 

Bueno, pues para decir esto no he necesitado pensar, porque es lo que dicen el DRAE y el DUE.

Pero hay más, vean lo que dice el mismo diccionario en su página 52:

Tempero n.m. Temperatura de la tierra cuando ha llovido. Estado de la tierra apropiado para sembrarla o trabajarla. (Sic)

¿Ustedes lo entienden? En la pág. 52, si suprimen la primera parte, lo han bordado. ¿Entonces para que complicarlo en la 118? ¿No era el mismo coordinador?

Lo que es cierto es que, sin que sirva de precedente, el DRAE, el DUE y este humilde ex pastor y ex agricultor, coincidimos.

martes, 25 de febrero de 2014

En camisas de once varas: Papujado


Con la palabra que hoy traemos hasta “En camisas de once varas” que -dicho sea de paso- yo aprendí con Delibes (jamás la había oído), intentaremos aportar un granito de arena más a nuestra playa de “el lenguaje rural”

Dice el autor del DCRNMD en su página 175 sobre…

Papujado: Abierto, nada compacto. Se dice que un puré está papujado cuando está demasiado líquido. Y de una persona cuando tiene papada. En este caso habla de unos cipreses que en la actualidad no existen. Los cipreses el cementerio de Cogeces del Monte se secaron y hubo que quitarlos. (Investigación de campo) (Sic).

Sorprendido por la explicación que el autor del diccionario nos da, no tuve más remedio que hacerme alguna pregunta: ¿Cómo es posible que Delibes, entrando por Arrabal de Portillo (página 147 de Castilla Habla) a través del llano de San Marugán en su camino hacia Cogeces, aparezca en un momento a 30 km al NNE en Cogeces del Monte? ¿Dónde investigó el autor sobre los papujados cipreses del cementerio de Cogeces?

Buscando la madeja a través del hilo me puse en contacto con Esperanza (en el ayuntamiento de Cogeces) que, con su amabilidad -acorde con lo magnífico de los papujados cipreses, hace que los pueblos pequeños sólo sean pequeños en su extensión, pero inmensos por el calor de sus gentes- me informó que los cipreses que Delibes descubrió al bajar del llano de San Marugán en su camino, desde Arrabal de Portillo hacia Cogeces, siguen tan papujados, o más si cabe, que entonces.

Papujados cipreses en el cementerio de Cogeces de Íscar
Prueba de lo que digo es la foto de la izquierda que Gonzalo nos ha facilitado hecha allí dónde había que hacerla, en el cementerio del que Delibes nos habla: el cementerio de Cogeces de Íscar.

Cómo más adelante nos dice el autor del diccionario: “… cipreses que en la actualidad no existen. Los cipreses el cementerio de Cogeces del Monte se secaron y hubo que quitarlos”. Me puse en contacto con el ayuntamiento del pueblo donde un señor de 36 años, me dijo: “cuando yo era niño los cipreses ya eran grandes y aquí siguen”.

Ciprés en el cementerio de Cogeces del Monte.
Entonces pensé: tiene que haber un error, y hable con Juanjo, hombre muy relacionado en Cogeces del Monte que me confirmó –mediante la foto que adjunto- lo que ya me habían dicho: afortunadamente los cipreses siguen velando el descanso eterno de los cogezanos. Existe la posibilidad de que no todos se secaran, o que la catástrofe se produjera hace muchos años. Lo que no cabe duda es que el ciprés no es “abierto, nada compacto”, a diferencia de los papujados de Miguel Delibes.

Para la ubicación de uno y otro Cogeces la daré tomando como referencia Camporredondo, mi pueblo: Cogeces del Monte queda situado unos 15 km al NNE y Cogeces de Íscar 7 a 9 km en línea recta, pero completamente al sur. Dos pueblos muy queridos para el que esto comenta, pero uno al norte y otro al sur.

Conclusión: he aprendido una palabra más; los papujados cipreses que otrora sorprendieran a Miguel Delibes siguen en el cementerio de Cogeces de Íscar y en Cogeces del Monte los cipreses siguen velando el sueño eterno de los cogezanos.

domingo, 23 de febrero de 2014

En camisas de once varas: Cantar.



Si con la palabra de hoy se hubieran referido al tablao flamenco yo no tendría nada que decir, pero la han referido al carro y ¡hombre, algo sí puedo comentar!

Dice el DCT en su página 318 y corroboran el DRAE y el DUE…

Cantar v.intr. Rechinar al andar un carro mal engrasado. Sinón. Apellar. (Sic)

Empiezo: ¿por qué cantamos? Normalmente porque estamos contentos, equilibrados, satisfechos… ¿alguna duda? Bien, ¿por qué canta el carro? Como no podemos preguntarle, voy a intentar dar la respuesta que dábamos los que disfrutábamos con el cante del carro: los hombres del campo. El carro canta cuando, además de estar bien equilibrado (mérito del carretero que lo construyó), está bien engrasado. ¡Hombre! todo lo contrario de lo que dicen los ilustres diccionarios. Ilustres sí, pero carreteros no.

Cuando un carro traqueteaba bien (golpeaba el buje contra el sontroz y el tope interior) era la envidia del que tenía un carro que no… cantaba. Eso, para el hombre de campo, era cantar el carro; cantaba porque estaba alegre y se movía que daba gusto, rodaba de maravilla, todo lo contrario del que no traqueteaba y rechinaba por falta de grasa.

Cuando uno está contento, alegre, bien equilibrado: canta. El carro, en su idioma, cuando está bien equilibrado y engrasado canta y baila, y eso da alegría al carretero.

Y vamos con el sinónimo. ¿El carro apellado también rechina? ¿Pero apellar no es engrasar? ¿No es meterle una pella de tocino, sin sal, al eje del carro para que no rechine? Bueno pues entonces permitirme que yo lo explique desde mi óptica de carretero:

Cantar (el carro).- Traquetear el buje contra el tope interior y el sontroz, además de girar alegremente sobre el eje. (Era una delicia oír cantar al carro).En casa tuvimos uno, de yugo, (creo que construido en San Miguel del Arroyo, ya no puedo asegurarlo) que cantaba, casi, hasta cuando estaba parado, magnífico.

sábado, 22 de febrero de 2014

En Camisas de once varas: Cagarrutero

No, no fui yo el inventor de la frase “te has metido en camisas de once varas”, sin duda su autor sabía de lo que hablaba. Vamos a ver lo que nos dice el DCRNMD en su página 83. 

Cagarrutero: Lugar donde hacen sus necesidades conejos o liebres con cierto hábito. También llamado “majada”. Tanto las cagarrutas como el orín eran empleados por los labradores para abonar el campo. El orín tiene mucho amoniaco y fermenta las cagarrutas. Todo ello juntado con paja se echaba a las tierras. (Investigación de campo) (Sic).

Vamos a ver: ¿juntamos churras con merinas? No, al fin y al cabo sería juntar ganado ovino. Esto es como si confundiéramos ovejas con cabras porque ¿qué tienen en común conejos y liebres? Alguien –que la conozca- puede pensar que una liebre acude diariamente al mismo cagarrutero? ¿Delibes lo dijo? Y cuando la persigue uno de los muchos depredadores que tiene, obligándola a desplazarse incluso kilómetros ¿vuelve a su cagarrutero habitual? Podríamos decir, y con eso bastaría, que la liebre vive en superficie y el conejo en cuevas o bardos, el conejo no suele cambiar a menudo de zona y la liebre lo hace constantemente obligada por sus necesidades de seguridad.

¿Se llama también majada el cagarruteros de los conejos? Lo que puedo decir es que majada decíamos al lugar donde pasaban la noche, en el campo, el ganado y el pastor. A mí no me tocó dormir en la majada.

Seguimos: no me imagino a un agricultor -yo no lo hice- con un badil y una escoba recogiendo por los cagarruteros del conejo de campo para después añadirle paja para abonar el campo. Para abonar el campo puede emplearse –y de hecho se empleaba- el orín y las cagarrutas del conejo doméstico que, ese sí, no le queda otro remedio que cagar y orinar en el mismo sitio.

Conclusión: si nos limitáramos a estudiar –sin intentar modificarlo, porque es el que es- el lenguaje rural en la narrativa de Miguel Delibes, seguro que nuestras camisas serían más ajustadas.

lunes, 17 de febrero de 2014

En camisas de once varas: Nogala



En la página 168 del DCRNMD encuentro esta respetabilísima opinión:

Nogala: En los pueblos castellanos suele distinguirse entre árboles masculinos y femeninos más que por su género por su tamaño. Un chopo, especialmente corpulento y de formas redondas, será una chopa; igualmente un nogal, con una gran copa, ancha y poderosa, será una “nogala”. (Investigación de campo) (Sic)

Como soy de pueblo (pastor, agricultor, desertor y vuelta a empezar) también quiero dar mi opinión, que en realidad no es una opinión sino la realidad que en este pueblo (Camporredondo –Valladolid-) he vivido siempre.

Veamos: cuando de niños íbamos a pescar al arroyo de los machos, las pozas, el Masegar etc. (qué suerte que entonces llevaba agua y había peces) cuando conseguíamos coger un pez que nos llamaba la atención por su tamaño decíamos… ¡vaya peza! Sin más ánimos que mostrar nuestra admiración ante lo extraordinario.

Bien ¿esto quiere decir que en los pueblos de Castilla se llaman pezas a todos los peces que destacan por su tamaño? Pues no, esto ocurre -mejor dicho, ocurría- en Camporredondo. Y vamos con nogala.

En algunos pueblos de Castilla, a algunos árboles solitarios -por tanto más desarrollados- que destacan por su corpulencia se les puede cambiar de género (véase nogal-nogala, olmo-olma). Pero no sé de ningún pueblo donde al pino se le llame pina; al cerezo, cereza; al álamo, álama; al fresno, fresna; ni al chopo... chopa.

Conozco un poco la narrativa de Miguel Delibes y no creo haber encontrado en ninguno de sus libros que al chopo le llame chopa –quizá se me ha pasado- lo cual cambiaría en poco, o nada, mi parecer.

Es cierto que en alguna otra parte he visto escrita la palabra chopa, pero quizás -he pensado- han confundido el tronco de la cepa de la vid arrancado y destinado al fuego del hogar o a decorar –que también se prestan a ello- bodegas o merenderos, y hasta como lámparas quedan preciosas (las chopas).

Entonces quedamos en que...

Nogala.- Se dice del nogal que, por estar solitario, se desarrolla de forma extraordinaria

De paso diremos que...

Chopa.- Se dice de la cepa de la vid arrancada y destinada al fuego del hogar, o como elemento decorativo.

Esto es lo que quería decir ¿en algunos pueblos de Castilla se llama olma al olmo solitario y corpulento? SÍ. ¿Y al nogal de las mismas características nogala? También. ¿En los pueblos castellanos solemos cambiar de género a los árboles solitarios y corpulentos? Pues mire usted, NO.

sábado, 15 de febrero de 2014

En camisas de once varas: Pajuela



Me parece que lo que pretendemos, al explicar la palabra de hoy, es apagar un fuego con gasolina. Pero no soy más que un humilde ex pastor, no un químico o un enólogo. Vamos hasta la página 465 del DCT y leamos lo que dice sobre…

Pajuela n.f. Tira de azufre que se coloca en una piedra pómez que a su vez va sujeta a un palo largo. Sirve, una vez encendida, para comprobar si el vino desprende gases venenosos, lo que obligaba a salir de la bodega si se apagaba. (Sic)

La verdad es que entre esta pajuela y la que yo conocí hay bastante diferencia. Vean la pajuela que, pocas, pero alguna vez encendí y usé:

Pajuela: tira de azufre formada sobre base combustible (cuerda, paja etc.). Se usaba para desplazar el oxígeno del interior de los carrales o las tinajas. La tira se encendía, se colocaba dentro de un soporte aparente y, ardiendo, se introducía dentro del tonel a tratar. Cuando se consumía se sacaba el cacharro y el carral, o la tinaja, quedaba exento de oxígeno, lo cual colaboraba a que el vino no se echara a perder.

Vamos a ver: ¿para saber si los vinos desprenden gases venenosos, debemos hacerlo con aquel producto que desplaza el oxígeno y que, a su vez, actúa de antiséptico? ¿Queremos apagar el fuego echándole gasolina? Además en una piedra pómez. En otro cacharro… ¿No valía?

En todas las bodegas de Camporredondo, donde había bastantes (digo había porque, desgraciadamente, el abandono ha acabado con casi todas), a su entrada se encontraba una repisita en la que descansaba un viejo candil, o una vela sobre una botella o palmatoria. Lo primero que se hacía al entrar era encender el candil o la vela. Si al entrar en la bodega la llama se apagaba había que salir corriendo antes de que tuvieran que sacarte con los pies por delante. Pero a nadie se le ocurrió encender la pajuela para detectar la falta de oxígeno y jamás oí que hubiera habido nunca un problema. ¿Será milagro?