lunes, 28 de noviembre de 2016

¿Gazapear? yo sigo en mis trece.

A los seguidores de “La pizarra de Gaude”: no os enfadéis conmigo, ya sé que lo que os voy a decir está comentado y, por vosotros, aceptado y comprendido. Lo que pasa es que creo que no debo consentir que el lenguaje rural siga siendo maltratado, o despreciado, por los incultos, ruralmente hablando. ¿De cualquier manera vale? No. Sólo vale lo correcto y lo puesto en antena… no lo es. Veamos:

Pero mejor, primero os recuerdo lo que el “experto” escribe en Cátedra Miguel Delibes y en dos libritos editados, uno por Fundación Instituto Castellano y Leonés de la lengua, y otro por ediciones Cinca:

Gazapear
D1C p. 179, passim
También vi un zorro manco gazapeando a un kilómetro,
Gazapeando: Buscando gazapos. El zorro, al ser manco, busca gazapos porque son más fáciles de cazar que los conejos. (Investigación de campo)

Ahora seguimos con lo emitido a través del espacio (ondas electromagnéticas o hercianas):

El día 16 de noviembre de 2016 conecté la radio y fui desplazando el dial hasta encontrar la emisora “Es Radio CYL”, programa Es el campo, sección Dialecto agrario, porque habían anunciado que el “experto” en la narrativa de Miguel Delibes trataría de ilustrarnos sobre el significado de la palabra “gazapear”. Oliéndome a “puchero enfermo”, y dado que ya nos conocemos -él es filólogo doctor cum laude en ciencias de la información y yo un humilde ex pastor- tuve curiosidad por ver (por mejor decir, escuchar) si el “experto” ya había aprendido el significado que la palabra tiene en la narrativa de Miguel Delibes y en el ambiente rural. A continuación tecleo sus propias palabras:

Preguntado -entre risas- por el locutor-presentador por la palabra gazapear, el “experto” responde: “Muy buenas tardes queridos amigos. Gazapear es… buscar gazapos. Sabemos que gazapo es un… conejo pequeño… más chiquitines. Gazapear realmente lo podría hacer cualquiera, lo podría hacer desde el zorro que nos cuenta Miguel Delibes en Diario de un cazador, hasta mi abuela que en paz descanse. En este caso Miguel Delibes, en un libro que se llama “Diario de un cazador” nos dice que… “también vi un zorro manco gazapeando a un kilómetro”. Es decir, que al tener esa dificultad el zorro, de que es manco, lo que hace es gazapear, es decir… buscar gazapos”.

Y eso es todo. El programa siguió, el locutor encontró un nuevo concepto: “gazapear es buscar gazapos”. Lo soltó y supongo que… se quedó “más ancho que largo” sabiendo que hasta su abuela, ya fallecida, podía gazapear, o sea: buscar gazapos.

Ahora, por si acaso la emisora Es Radio CYL quiere contrastar con lo dicho por “su experto” para reafirmarse, o corregir, y emitirlo para sus oyentes, pasaremos a comunicarles lo que realmente, en la narrativa de Miguel Delibes y en el mundo agrario (en la academia lo ignoro), significa la palabra gazapear

Para dar a entender que alguien se mueve despacio, cautelosamente, tratando de no ser visto, parece que desde tiempo remoto se aceptó compararlo con la forma que tiene el gazapo -dada su vulnerabilidad- de deambular para defenderse de sus enemigos. Y creo que fue muy acertada la decisión porque, vamos a ver de qué astucia se vale el gazapo para que no se lo zampen (aunque no siempre lo consigue):

El gazapo –téngase por gazapo, también, la cría de la liebre, asimismo conocida como gazapo en este mundo rural- sabe, por su instinto de conservación (su inteligencia al fin y al cabo), que si se muestra, si se deja ver, el galgo, el zorro, el lince, el propio cazador… en fin sus numerosos enemigos, se lanzarán sobre él y se lo jalarán, porque sus patas aún no son tan ligeras y fuertes como para poder huir y ponerse a salvo. Entonces… ¿Qué hace? Pues moverse cautelosamente reptando, o lo que haga falta, y esconderse detrás de todo lo que se le ponga a mano, que es lo que hacía el zorro manco que Delibes vio, gazapeando, a un kilómetro. (Lo de un kilómetro es una exageración admitida en el mundo cinegético para indicar que está lejos del alcance de los perdigones).

Resumiendo, el gazapo se defiende con lo que puede defenderse: su astucia.

A partir de ahí ¿qué decimos de todo aquel ser –racional o irracional- que se mueve de la misma, o parecida manera, a como lo hace el gazapo? Pues decimos que gazapea (imita al gazapo) que es lo que hace la liebre –a veces- cuando se mueve de su cama y pretende no ser vista, etc. y es lo que hacía el zorro manco del libro “Diario de un cazador” de Miguel Delibes. El raposo sabe que si se deja ver, dado que sus patas no le permiten correr para ponerse a salvo, le va a “oler el culo a pólvora”. ¿Qué hace para intentar evitarlo? (esta vez no lo consiguió, porque Delibes lo vio), pues hace eso que queremos saber: GAZAPEAR, imitar al gazapo en sus desplazamientos, que es distinto a buscar gazapos que llevarse a la mesa para comer.

Indudablemente, al zorro –manco o no- le viene bien trincarse un gazapo tierno y sabroso, pero eso le ocurre al zorro manco del “Diario de un cazador” y al más ágil y lustroso de todos los zorros de cuatro, y de dos patas, que también los hay.

De manera que, gazapear: imitar los movimientos del gazapo para evitar ser visto o, como le ocurre al toro de lidia que gazapea (y no creo que busque gazapos) porque no tiene ganas de correr porque sabe que le dará igual, o simplemente porque es un “gazapón”.

Gazapear.- imitar los movimientos del gazapo que, valiéndose de su astucia, ¿inteligencia? trata de salvar su pellica.

Cómo los seguidores de “La pizarra de Gaude” ya se habrán dado cuenta, el “experto” tiene en la emisora Es Radio CYL y en su programa Es el campo, un vocero más que lanza al aire su disparatada forma de entender la narrativa de Miguel Delibes y el lenguaje rural.

¡Ay Señor, Señor! el paleto contra el “intelectual” ¡que Dios me coja confesado!

Camporredondo, 18 de noviembre de 2016

PD. Y como creo que debéis saberlo, os lo digo: ahora mismo -para si quieren contrastarlo, o rebatirlo- envío este mismo escrito a la dirección del programa que puso en antena la interpretación que de la palabra “gazapear” hace el señor “experto” en la narrativa de Miguel Delibes y el “dialecto agrario”. Bien entendido que si no lo rebaten debo entender que quizás están haciendo un verdadero diccionario con ésta y otras palabras que ya han ido por delante.

He dicho.

lunes, 21 de noviembre de 2016

¿Puchero enfermo, o puchero de enfermo?

Releyendo “Un año de mi vida” (pág. 123) de Miguel Delibes me ha llamado la atención una frase a la que quizás en otro momento no di importancia ninguna. Además he consultado el DLE (Diccionario de la Lengua Española) y encuentro la misma frase: “huele a puchero de enfermo”.

Puchero de enfermo
1. m. Cocido que se hace en el puchero, sin ingredientes que puedan ser nocivos a los estómagos delicados.
2. m. Cosa consabida, insustancial y fuera de razón. Huele a puchero de enfermo.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados


Analizando la acepción primera y llegando hasta donde me permite mi magín, veo claro que el puchero de enfermo no tiene trampa ni cartón: lo pueden consumir incluso los estómagos delicados. ¿Es insustancial? Posiblemente sí, pero absolutamente fiable: es… lo que parece.

La acepción segunda es distinta: puede que el puchero de enfermo sea insustancial, lo que no quiere decir que esté fuera de razón dado que su destino es el enfermo (puchero de, o para, enfermo). También puede ser que nos interese más cuidar nuestra salud que el posible sabor añadido que pueda tener el cocido en general (puchero), en cuyo caso es interesante el puchero de enfermo, por lo que jamás estará fuera de razón.

Después de setenta y… años descubro que lo que aprendí de aquellos sabios de faja negra rodeando la cintura y boina calada hasta las orejas -y otros-, que acudían a jugar la partida en la cocina de casa, (habilitada en las noches de invierno como cantina) es un significado distinto al que le dan los diccionarios de la Real Academia. Decían, aquéllos, cuando un asunto no era de fiar o no estaba suficientemente claro: huele a puchero enfermo: "¡cuidado, esto huele a puchero enfermo!" Daban a entender que el asunto (puchero) no estaba claro: huele a podrido, esto me huele mal, tiene tufillo, huele a cuerno quemado o, sencillamente: huele a puchero enfermo (puchero-asunto cuyas condiciones habrá que auscultar), por lo que debías tomar precauciones y no fiarte de las apariencias.

Usaban esta frase u otra equivalente: ¡cuidado, esto me huele a cuerno quemado! (ten cuidado que puede no ser lo que parece, puede tener trampa).

Tanto una frase como la otra nos daban a entender que no había que fiarse de las apariencias, que aquello aparentemente inofensivo, o favorable, podía tener trampa. Un ejemplo adaptado a los tiempos que ahora corren: “he colocado mis ahorros en “Fórum Filatélico -o en preferentes- (dos timos) y me dan un 7% de interés”. Aquél de faja negra y boina calada hasta las orejas que lo oye (lo oyó) dice (dijo): oye, esto huele a puchero enfermo (por eso no le pillaron). Quiere decirse que a pesar de las apariencias favorables puede ser peligroso (si el puchero está enfermo y te fías, sólo, de su apariencia, puede ser peligroso)

Es posible que las frases puedan ser parecidas, pero el resultado puede resultar completamente distinto. El puchero de, o para enfermo, es una garantía de salubridad, se puede consumir sin temor a intoxicarse, y el olor a puchero enfermo nos previene contra las buenas apariencias pero que puede encerrar algún peligro del que después nos lamentaremos.

Resumiendo: mis ancestros y el DLE establecen diferencias entre la palabra “puchero enfermo o puchero de enfermo. Para los míos (rurales ellos y yo) existe la posibilidad de que el puchero esté enfermo (en condiciones poco saludables, lo que representa un riesgo) y para el diccionario el puchero es para el enfermo en cuyo caso existe total garantía de salubridad (puede uno fiarse) aunque cierto es que puede resultar insustancial: pero no hay engaño. Como insustancial puede resultar mi escrito. Pero como existe libertad de expresión yo la he usado, garantizando que no tiene ningún riesgo su lectura… que no huele a “puchero enfermo” vamos.

Sanseacabó: he querido decir, y he dicho, que en mi pueblo no usamos la frase puchero de enfermo, sino puchero enfermo, que es parecido pero no es lo mismo.

¿Estáis de acuerdo? ¿No? Pues venga que hay que mojarse.

Y, de momento, nada huele a puchero enfermo en…

Camporredondo, 31 de octubre de 2016


lunes, 14 de noviembre de 2016

Ganchito

Acabo de escuchar en la radio la palabra ganchito en la narrativa de Miguel Delibes y, debo confesarlo: me he sentido un poco triste. No me siento triste porque Delibes use la palabra cada vez que se le presenta la ocasión, lo leí un montón de veces y… me quedé tan tranquilo. Pero hoy, cuando mientras lo escuchaba por radio miraba el campo a través de los cristales de mi salón, algo ha protestado dentro de mí. El cazador que escribe, que tantas muestras ha dado de estar siempre del lado del humilde, en este caso nos habla –a los humildes- desde la atalaya del cazador de muchas alas y pocos bofes (no los necesita).

Indudablemente, el ganchito ("ojeo a lo pobre") es como el aperitivo que precede al banquete (montería, gancho, batida para ricos). Desde la perspectiva que ahora mismo tengo delante –si pudiera- preguntaría al cazador que escribe: ¿el cazador humilde (los de mi pueblo, yo...) no tiene derecho a ilusionarse con la palabra ojeo? Veamos: dice el escritor… “basta una tropilla de media docena de chavales para patear el terreno como Dios les da a entender.” ¡Joder, querido y admirado escritor! Si una tropilla de seis chavales ojeando no es un ojeo,.. ¿podría decirme como llamamos al dado por un niño, muerto de miedo, al que su hermano le indicó la dirección a seguir -sin más referencias que dos pinos que destacaban sobre la espesura del monte- hasta encontrarse con el cazador? Pues yo se lo voy a decir: aquel "chaval", de no más de seis años, era este aporreador de teclas, y mi hermano Alfredo fue el cazador que en aquel “ganchito” aculó dos liebres y el que descubrió, al verme aparecer, que iba llorando de miedo. Y...¿saben todos los “cazadores” de escopeta repetidora y secretarios para cargar y recargar la escopeta del señor y recoger las piezas abatidas, cómo llamamos los cazadores de pueblo a estos humildes “ganchitos”? Pues sí señores, sí, a estos “ganchitos” nosotros los llamamos lisa y llanamente: OJEOS. Y es que, en el campo, ojear es espantar la caza para dirigirla al lugar que nos interesa y eso lo consigue uno u ochenta, sin otro límite que el espacio de terreno que queramos batir.

He dicho lo que siento y, por una vez, sin que sirva de precedente, no estoy de acuerdo con el escritor que caza: nosotros, los humildes cazadores de pueblo no conocíamos la palabra ganchito más allá del aperitivo que precede… bueno, tampoco, porque aperitivo tampoco teníamos antes de los gabrieles o las patatas viudas.

ganchito
1 m. Esp. Aperitivo ligero y crujiente, de forma alargada o de gancho, generalmente hecho con maíz o patata.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Lo demás, en el pueblo, son OJEOS.

Después de casi setenta años aun recuerdo el miedo que pasé en mi primer OJEO (ojeo de la pimpollada en la parte sur de la nava de arriba) en el Monte Arenas de Camporredondo.


Hasta aquí he intentado hablar del ojeo en mi ambiente: el ambiente de pueblo, con cazadores de pueblo. Para hablar del gancho, la batida, la montería… quizá hubiera que recordar al Nini: “yo de eso no entiendo, eso es inventado”. El gancho será gancho y su diminutivo será ganchito. Pero el ojeo siempre será ojeo: en el pueblo no tiene diminutivo.

Camporredondo, 19 de octubre de 2016


lunes, 7 de noviembre de 2016

Parcelaria 2

Comentario previo a mi escrito de fecha 21-10-15

A veces ocurre que se me acumulan palabras que después voy archivando porque ya no sé si seguir o abandonar.

Es ésta una de las veces en que ya, harto de asistir al desprecio con que es tratado el lenguaje rural y la obra de Delibes, sin que nadie mueva un solo dedo, me decido a publicar lo archivado. La palabra de hoy quiero que la repaséis con atención: ¿A qué se refiere el autor cuando dice aquello de que “sería muy erudito hablar de la parcelaria”? ¿Acaso no considera, a sus posibles lectores, capacitados para entenderlo?

Hoy me decido a lanzar mi protesta y digo: ¿no sería correcto que, al menos, el experto pidiera disculpas a aquéllos que, ilusionados, adquirimos el primer librito en el que nos trató como raza inferior, al no considerarnos capacitados para entender lo que es la parcelaria (concentración parcelaria) a la que se refiere Delibes en la página 26 de Castilla Habla? No digo que se nos devuelva el dinero, no, pero no estaría de más que reconociera que, como tantas otras veces, el que no entendía lo que era la parcelaria es el señor “experto” en Delibes. Ahora el hombre va aprendiendo y nos muestra sus progresos en el mismo librito editado, esta vez, por ediciones Cinca. 


Para todos aquellos que puedan estar interesados en seguir el lenguaje usado por Delibes en su narrativa (me refiero a lenguaje rural), lo más interesante es leer su obra. Pero si aun así os queda alguna duda , os sugiero: existe en el mercado un libro titulado “En Torno a las Palabras de Delibes” que creo os puede resultar interesante. No puedo deciros que lo comparéis con otros libritos –no existe comparación posible-, sí os digo que se nota donde hay estudio, interés y razonamiento y donde traslucen   intereses que no son –es mi opinión- ni respetuosos.


Sobre “En Torno a las Palabras de Delibes” sólo puedo decir que sería posible -y muy deseable- una segunda edición ampliada, sería muy interesante y tanto el lenguaje rural como la propia obra de Miguel Delibes se lo agradecerían.

Y sin más os largo lo que hace un tiempo escribí al respecto y quiero que veáis.

En Camporredondo a 30 de 0ctubre de 2016




Tenemos ante nosotros una nueva mejora (sobre las anteriores) incluida en el “Diccionario” del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, esta vez editado por ediciones Cinca.

Veamos, primero, la versión original, publicada en “Diccionario” del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, editado por Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y en Cátedra Miguel Delibes:

Parcelaria
CH p. 26
(...) en los sitios donde se ha hecho la
Parcelaria.
Parcelaria:
Sería muy erudito hablar de concentración parcelaria, que es lo que hay que entender por la Parcelaria. (Investigación de campo)

Veamos ahora la nueva versión, con la mejora:

Parcelaria
CH p. 26
(...) en los sitios donde se ha hecho la
 Parcelaria, yo he visto fincas de una fanega o dos.
concentración.
~parcelaria.
1. f. Agrupación de diversas fincas rústicas de reducida extensión, para unificar y facilitar el cultivo.
Parcelaria: Se refiere a la concentración parcelaria, que se hizo en casi todos los países europeos. En España, la primera disposición sobre concentración parcelaria se produjo en 1952, siendo muy beneficiosa para los agricultores. (Investigación de campo)

¡Ah, bueno! -parece decirnos, ahora, “el experto” en Delibes- ¡yo creí que era otra cosa, pero resulta que es la concentración parcelaria! ¡Sí hombre, sí, con lo fácil que es! Pero entonces… digo yo: ¿qué investigación de campo nos ofreció usted en la primera versión? ¿Quién le engañó y le dijo que hablar de aquello sería muy erudito?

No, no, no sigo. El lector sacará sus propias conclusiones. Yo me limitaré a decir: respeto señor Urdiales, respeto al mundo rural, a la obra de Delibes y al lector.

Y como ya hablé sobre el tema en anterior entrada, os la facilito de nuevo para evitar buscarla. Ahí va lo que –torpemente- escribí:

Parcelaria:
Tengo la sana costumbre (creo que es sana) de, lo que no entiendo, preguntarlo.

Vean lo que no entiendo:

Parcelaria: Sería muy erudito hablar de concentración parcelaria, que es lo que hay que entender por la Parcelaria. (Investigación de campo) (Sic)

Esto es lo que encuentro en la página 175 del DCRNMD. Y aquí estoy con mi carga de ignorancia para preguntar: ¿hay que ser erudito para comprender lo que es la concentración parcelaria? Porque una cosa es comprender lo que es y otra llevarla a feliz término. Para eso están los técnicos.

Bueno, que no quiero liarme: ¿por qué sería muy erudito hablar de la Parcelaria? ¿El agricultor no está preparado para entenderlo? Esto es lo que el agricultor de mi pueblo entiende por…

Parcelaria.- Concentración de varias fincas (parcelas) pequeñas, en una más grande, para facilitar su cultivo.
En el aire dejo esas dos preguntas, para si un erudito tiene a bien informarme lo que es la concentración parcelaria.

Como final, hoy pregunto: ¿Se puede llamar diccionarios, a este tipo de publicaciones, sin ruborizarse? Por experiencia sé que "nada hay más atrevido que la ignorancia" .

Camporredondo, 21 de octubre de 2015