domingo, 11 de junio de 2017

Oteando

Apoyándose en la obra de Delibes “El camino”, hoy, -19 de mayo de 2017- el profesor se propuso impartir su clase de lengua sobre la palabra “otear”. Buscó en el DLE y, de las dos acepciones que el diccionario recoge -para aclarárselo a sus alumnos-, eligió la primera (estaba más a mano), y ésta dice:

otear
Der. Del ant. oto'alto1', y este del lat. altus.
1. tr. Registrar desde un lugar alto lo que está abajo.

O sea, otear, -desde la puerta de la calle- según dijo el profesor:
El párroco oteó las proximidades (El camino) Otear: Registrar desde un lugar alto lo que está abajo.

Como yo –alumno de entendederas muy limitadas- no creo que el párroco -en la puerta de la calle-estuviera observando desde un “lugar alto (otero) lo que está abajo”, busco en el Diccionario de la lengua española y veo que recoge una segunda acepción. Ésta:

2. tr. Escudriñar, registrar o mirar con cuidado.

¡Tate! dije, esto me cuadra: el párroco escudriñó, registró, miró con cuidado y cuando se cercioró de que nadie ajeno podía oírle se dirigió a Daniel, el Mochuelo, porque podía tener algo que ver en aquel milagro y le dijo:
“buena la has hecho, hijo, buena la has hecho”

Escribe Delibes en “El camino”:
“(…) En la puerta de la calle, don José, el cura, que era un gran santo, se tropezó con Daniel, el Mochuelo, que le observaba a hurtadillas, tímidamente. El párroco oteó las proximidades y como no viera a nadie en derredor, sonrió al niño, le propinó unos golpecitos paternales en el cogote, y le dijo en un susurro.
Buena la has hecho, hijo; buena la has hecho. (…)”.

Después de leer esto, me ha parecido ver, y entender, que el párroco no oteaba desde el lugar alto (otero) que domina un llano la progresión de los indios por la llanura, sino que, desde la puerta de la calle escudriñó, registró, miró con cuidado, y al observar que nadie ajeno podía escuchar lo que decía, se dirigió al niño y, tras propinarle unos golpecitos paternales en el cogote dijo: buena la has hecho hijo, buena la has hecho.

Conclusión: el señor profesor se olvidó de que la clase versaba sobre la obra de Delibes “El camino” y transformó la puerta de la calle en un “otero” (lugar alto que domina un llano) y, posiblemente, a los habitantes del pueblo, en los indios galopando por la llanura del oeste americano.


Camporredondo 21 de mayo de 2017.

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